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No es bullying, es violencia estructural y simbólica

Publicado: 2016-02-03

El término bullying es un anglicismo, aún no aceptado por la Real Academia Española, pero cuya mejor traducción podría ser “acoso entre pares”. Algunos sostienen que el término deriva de los vocablos del inglés " bull" que significa «toro» y la declinación ING implicaría el acto de «torear», o " bully " que significa «matón», «abusivo», «peleonero», etc. Otra versión más probable es que en realidad provenga del vocablo holandés “boel” que significa acoso, ya que el primero en usar este término, fue el noruego Dan Olweus en la década del 70. Lo que Olweus observó fue la agresión o violencia entre pares o iguales, de ahí que el término correcto en castellano sea “acoso entre pares”, que es principalmente físico y psicológico.  

Es imprescindible tener muy claro que para este concepto existe una igualdad previa, pero que el bullying genera un desequilibrio de poder cuando un grupo o individuo tiene una conducta negativa, agresiva y repetitiva sobre alguien que tiene problemas para defenderse. 

No es bullying un evento esporádico en que escondan la mochila, tampoco es bullying una broma consensuada. Este fenómeno no es nuevo, lo novedoso es entender que se trata de un problema social, y no de una parte natural del desarrollo en la infancia o adolescencia.

Así, la característica principal de quien tiene el perfil de víctima de bullying es su incapacidad para defenderse, es decir, la carencia de habilidades sociales y de redes de protección; mientras que la el agresor se caracteriza por la necesidad de afirmar su poder, generalmente al interior de un grupo, por lo que el bullying suele ser de dos o más contra uno.

Ciertamente entre los factores de indefensión frente al bullying podemos citar la subordinación de un grupo social respecto a otros en razón de sexo, orientación sexual, étnica, cultural, etc. Sin embargo, habría que preguntarse en cada una de estas circunstancias, hasta qué punto agresor(es) y víctima pueden ser considerados pares, o existe una asimetría de poder previa a la comisión del bullying.

La ruta para solucionar el bullying es bastante simple: se empodera a la víctima brindándole redes de soporte y formándola en habilidades sociales, al tiempo que se genera empatía en los agresores, brindándoles oportunidades para canalizar positivamente su afán de influencia. 

El camino para acabar con el sexismo, la homofobia y el racismo es más largo, aquí hablamos de violencias estructurales y simbólicas en el hogar, la escuela y la calle, que dan soporte a la aparición esporádica de acoso entre pares, como también a situaciones de discriminación y violencia que no necesariamente tienen la persistencia del bullying, pero que suelen ser mucho más perniciosas, porque no afectan solo a un sujeto, sino a un colectivo, y con ello a la sociedad en su conjunto.

La víctima de bullying puede superar su falta de habilidades sociales, y todo acaba al terminar la clase. La víctima de racismo necesita más que eso: Necesita entender el funcionamiento de la discriminación, afirmar su identidad, pero sobre todo necesita un cambio radical en la sociedad.

Las discriminaciones son formas de violencia estructural, y son más permanentes que el bullying, porque no solo se dan entre pares, sino de parte de toda la sociedad y sus instituciones a partir de una asimetría de poder construida históricamente, a veces la violencia se manifiesta expresamente, y con mayor frecuencia de forma sutil. El bullying lo detectamos rápido, las discriminaciones están naturalizadas como: “si usa minifalda está buscando algo”, “no va aprender más porque es indígena”, “ser gay no es normal, dios creo solo a varón y mujer”, etc.

Es positivo que se haya posicionado el término del bullying, pero es necesario aprender a usarlo, existen otras formas de violencia, que necesitan un marco conceptual y de actuación más complejos. Así que, la próxima vez que alguien se sienta mal porque dejaron un post-it en su silla, le pido hacer un sincero análisis de su posición de clase, educativa, étnico-racial, de género, de discapacidad, en fin un análisis integral de su posición de poder en el país, y ver si fue una mala broma, bullying, o una manifestación de violencia estructural.


Escrito por

Candelaria Ríos Indacochea

Psicóloga social asada con el sistema


Publicado en

Working Class Heroin

Un intento de enteder lo absurdo del cotidiano macondo peruano